Los bordes de la cultura urbana

domingo, 26 de junio de 2011

Ese oscuro objeto del deseo


La Europa contemporánea se enfrenta a varios dilemas. Uno de ellos es la crisis de identidad que atraviesa por la confrontación entre la cultura occidental y oriental. Esto se debe, entre otros factores, a la heterogeneidad de países que integran tanto el continente como la organización supranacional Unión Europea y a las luchas de poder para imponer una hegemónica visión del mundo.
Una de las aristas de esta problemática es la prohibición de usar el burka que rige en Francia. El burka es un velo atado a la cabeza que cubre la cara a excepción de una abertura para los ojos. Es un símbolo que pertenece a la ropa tradicional utilizada por mujeres que profesan el Islam. Sin embargo, quizás muy estereotipadamente, se asocia el burka a las mujeres afganas porque el burka llamado “completo” o “total” es obligatorio en Afganistán desde el mandato de los talibanes. Es interesante destacar, entonces, que no todos los burkas son asimilables entre sí ni remiten -de modo excluyente- a una práctica de sometimiento de un régimen dictatorial.
La utilización del burka divide el debate público. Mientras que unos leen en él un símbolo de opresión de la mujer, otros leen allí un objeto de resistencia cultural.
Desde 2004, el uso del burka se ha prohibido en las escuelas públicas francesas, como consecuencia de una ley que prohíbe a los estudiantes usar símbolos religiosos visibles. El 22 de junio de 2009 el presidente de Francia Nicolas Sarkozy, durante un discurso en el Congreso de Versailles, afirmó que el burka "no es bienvenido en el territorio de la República Francesa". Finalmente, en 2010, se aprobó la ley que prohíbe el uso del burka en todos los espacios públicos.
La polémica, lejos de cerrarse, continúa abierta.

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