Los bordes de la cultura urbana

domingo, 26 de junio de 2011

Danza para todxs


Los años 60´constituyeron una década de revoluciones sociales, especialmente en relación al auge del amor libre y la liberación del cuerpo. En ese contexto, en el ámbito de las disciplinas de la danza, comenzó a gestarse un pensamiento que postulaba que todas y todos podemos bailar, y no sólo un grupo de élite privilegiado por un estiramiento y una postura extraordinaria.

Uno de los propulsores de esta concepción extensiva de la danza fue Rolando Toro, un psicólogo y antropólogo chileno que propuso el concepto de psicodanza: una mirada holística sobre las personas que integraba tanto la dimensión corporal como psíquica. Durante más de veinticinco años investigó en esta modalidad y creó un modelo teórico-práctico que postula que, partiendo del potencial genético inherente a los seres humanos, se pueden trabajar necesidades vitales diferenciadas. A cada una de ellas las llamó líneas de Vitalidad, Sexualidad, Creatividad, Afectividad y Trascendencia; todas ellas permiten estimular el desarrollo potencial.

En la actualidad la disciplina rebautizada “biodanza” tiene adeptos en todas partes del mundo. En nuestro país una de las principales escuelas es la Escuela de Biodanza de Buenos Aires.

Antes que un espectáculo, la danza es un movimiento instintivo, relacionado con las primeras comunidades tribales. Por lo tanto, danzar es asumir el movimiento de la propia manera de ser en el mundo. Según sus seguidores, la práctica frecuente de la biodanza favorece la recuperación de la armonía biológica, porque mejora la capacidad orgánica de regulación (homeostática) y optimiza la conexión vital y emocional con todo lo que nos rodea.

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